Mastaba de Kagemni en Sakkarah

Irene Melfi Svetko

¿Quién era Kagemni?

Visir Kagemni en la sala VIII de la mastaba

Dentro de la gran Necrópolis de Sakkarah, a pocos kilómetros de Menfis, encontramos la mastaba de Kagemni, quien fue ministro o canciller del primer faraón de la sexta dinastía, Teti, 2321-2290 a. C. Kagemni había servido como funcionario durante el reinado de Dyedkara-Isesi, antes de llegar al más alto cargo del estado, pues fue nombrado presidente del Tribunal Supremo y Visir, jefe de todos los jueces del país, además fue Sumo Sacerdote de Ra en Heliópolis. Kagemni también fue famoso desde bajo el aspecto literario por las «Enseñanzas de Kagemni», el célebre texto didáctico que pertenece a la VI Dinastía, se piensa que podrían pertenecer a él, aunque hay referencia a un visir que había servido al rey Snefru, el padre de Kheops, del IV Dinastía.   Esta alta posición le permitió construir una tumba suntuosa, con el apoyo de los mejores talleres y artesanos del momento. Esto explica la decoración minuciosa de la mastaba.Después de su muerte le sucederá Mereruka, quien tiene también una magnífica mastaba en la Necrópolis de Sakkarah.

 
La mastaba

 Las mastabas datan del Imperio Antiguo y eran construcciones que reflejaban la vida de sus propietarios. Estaban orientadas en dirección Norte-Sur y la entrada estaba en el lado Este.

La mastaba de Kagemni fue descubierta en 1893 por primera vez, por alemán de origen prusiano, Karl Richard Lepsius fundador de la ciencia de la egiptología, fue excavada por primera vez por Jacque de Morgan, ingeniero civil de minas, ​geólogo y arqueólogo francés en 1893, luego, entre 1897 y 1899 continuó la excavavión Víctor Clement Georges Philippe Loret, quien fue un egiptólogo y naturalista francés, posteriormente, en la década de 1920, fue estudiada por Cecil Mallaby Firth quien fuera un renombrado  egiptólogo británico. En los últimos años del siglo XX, la Dra. Yvonne Harpur de la Universidad de Oxford junto con su equipo, ha fotografiado los relieves en la tumba de Kagemni, siendo pionera en las técnicas fotográficas para documentar la capilla de la tumba. Esta mastaba, como todo el Egipto Antiguo sucitó siempre sumo interés.

La Mastaba de Kagemni situada en el lado norte de la pirámide de Teti, fue construida con grandes bloques de piedra caliza, en ella encontramos gran cantidad de elementos decorativos en sus muros interiores. En total consta de ocho salas. la cámara funeraria, estaba ubicada en la parte inferior de un pozo funerario ubicado en el extremo norte de la tumba. La cámara funeraria estaba decorada con textos de ofrendas y aquí se encontraron su sarcófago de piedra con un ataúd de madera dentro y vasos canópicos junto con algunos otros elementos funerarios que ahora se encuentran en el Museo de El Cairo.

En época de la construcción de la mastaba, Imperio Antiguo, no contaban con tantos pigmentos como en el Imperio Medio. Solo utilizaban el rojo, el negro y el blanco, mas no por ello la decoración de la mastaba era pobre o inexpresiva. En esta época no se representaban escenas divinas, ni las imágenes de un Dios, como ocurre en el Imperio Nuevo. Por eso los temas que eligió Kagemni están relacionados con sus actividades terrestres con el fin de mostrar la abundancia de bienes de los que disfrutaba, la fertilidad de su ganado, la riqueza de sus campos. Por eso las escenas agrícolas la caza y la pesca, así como las de transporte de diversas riquezas, representan una parte importante de las imágenes de la tumba. Aparecen pescadores que están utilizando redes y cestas para atrapar su captura y se pueden ver plantas de loto flotando en el agua.

En los frisos de la primera sala se aprecian escenas de danzarines, tanto hombres como mujeres, acróbatas y flautistas. Luego en la sala con columnas aparece una escena del Vizier en un bote, que está acompañado por un pequeño bote de papiro con tres hombres. En la misma sala se muestra una escena con el ganado, un hombre que lleva un becerro y una vaca que está siendo ordeñada.

En otras salas vimos diferentes animales en escenas de lucha con hipopótamos y cocodrilos, redes de pescadores, ranas, insectos y saltamontes o libélulas. Todos los frisos están realizados con gran lujo de detalles lo que pone en evidencia el gusto exquisito del visir. Kagemni también se muestra a sí mismo recibiendo a escribas que le rinden cuentas y recibiendo las ofrendas que lleva a la otra vida. En la sala VIII aparece el visir de pie, conservándose en esta sala los pigmentos mucho mejor que en las anteriores, gracias a que mantiene aún las losas del techo.

Una de las paredes contiene restos de escenas de pantanos que incluyen una caza de hipopótamos, con cocodrilos. Más adelante hay hombres que cuidan animales: ordeñar una vaca con sus patas traseras atadas, y alimentan a un cachorro. También hay una muy bella escena de esteras que muestran a dos hombres golpeando las fibras con mazos. Una entrada en la pared norte de la sala con pilares conduce a otra cámara decorada con más escenas de pesca en su pared derecha. Aquí también los cocodrilos están compitiendo con los hombres para atrapar peces y luchar con los hipopótamos, haciendo que la persecución parezca bastante peligrosa. En la pared opuesta hay escenas de animales incluyendo hienas que se alimentan, aves en un corral y gansos. El final de esta cámara se abre a otra habitación a la izquierda que tiene escenas de ofrendas de comida y graneros y hombres que arrastran cofres con plumas en trineos que parecen ser parte de un festival de la cosecha.

En la sala de ofrendas, cuyas paredes representan a hombres y sacerdotes que traen ofrendas, se encuentra la puerta falsa de Kagemni por donde pasa el alma a la otra vida. A pesar de que falta la parte superior, podemos ver que la puerta tiene a su alrededor una triple jamba con un texto que comenta las ofrendas que se llevarán al difunto: «miles de panes, miles de dulces, miles de jarras de cerveza …», todo esto ayudaría a sostener a Kagemni en la otra vida. Las escenas en la habitación contigua también muestran a Kagemni recibiendo ofertas, incluidos frascos de diversos aceites, ungüentos y ropa de cama.

Conclusión

En la mastaba de Kagemni vivimos la experiencia de sentir la magia y el misterio que esconde todo Egipto, y esa maravilla de saber que aún hay tanto más por desvelar, por descubrir, por conocer. Esto nos lleva a un mundo futuro en que el hombre pueda comprender lo que nuestros antepasados quisieron expresar, adelantándose al futuro. Quizás en este siglo XXI no hemos llegado a ese conocimiento que con tanta maestría y naturalidad escribieron los sabios del Imperio Antiguo.

Bibliografía

Fernando Schwarz. Egipto: Manual de simbolismo y arqueología Ed. NA Madrid 2005

Fernando Schwarz. Geografía sagrada del antiguo Egipto Ed Longseller. Buenos Aires 2008

https://www.osirisnet.net/mastabas/kagemni