LA ACRÓPOLIS TEMPLARIA EN PORTUGAL

Paulo Alexandre Loução 

Tomar – una ciudad templaria construida según el modelo tradicional

 “La construcción del Templo de Salomón es la representación simbólica de la adquisición de sabiduría secreta o magia; la erección y el desarrollo espiritual desde el terreno; la manifestación del poder y del esplendor del espíritu en el mundo físico por medio de la sabiduría y del genio del constructor.”

H.P. Blavatsky

 Tomar, ciudad templaria por excelencia, representa hoy en día una clave privilegiada para el estudio y para la consecuente comprensión del espíritu que estuvo detrás de la fundación de Portugal y de la epopeya de los Descubrimientos Portugueses.

Los Templarios y la Orden de Cristo marcaron de tal forma al pueblo de Tomar que cinco siglos después del fin de su relevante acción histórica, todavía se mantiene por toda la ciudad un aura de simpatía por los antiguos monjes-guerreros. Hasta hace poco y a iniciativa voluntaria de algunos tomarenses, los domingos flameaba la bandera de los templarios, en la torre de menaje del castillo.

Tomar fue la antigua Sellium romana y la Teodomar visigoda. Los visigodos levantaron su primer santuario en un local antes consagrado a cultos; probablemente estaba bajo los auspicios y protección de una Virgen negra. En este lugar, se encuentra hoy la Iglesia de Sta. María de Olival.

Es posible que Tomar, así como Santiago de Compostela, se encuentre en un lugar energético muy fuerte y positivo. Es por ello, un espacio propicio a la actividad espiritual, a las teofanías y a la manifestación de lo sagrado. Fátima, a pocos kilómetros de Tomar, es también un lugar con una energía muy especial.

Tomar fue fundada por la Orden de los Templarios en el año 1160. Así mismo quedó registrado en una lápida del Castillo que, traducida del latín, señala: 

En la era de César de 1198 [era de Cristo de 1160] reinando Alfonso, ilustrísimo rey de Portugal, D. Gualdim, Maestre de los caballeros portugueses del Temple, con sus frayles, comenzó en el primer día de marzo a edificar este castillo, llamado de Tomar que, acabado, el rey lo ofreció a Dios y a los caballeros del Temple.

Se cree que el iniciar la construcción del castillo el 1 de marzo podría tener una connotación simbólica, ya que marzo era el mes dedicado al dios Marte, divinidad inspiradora de los guerreros.

Pero hagamos un poco de historia.

Del epicentro de la Borgoña hasta el occidente de la Península Ibérica

De forma muy concisa, diremos que Bernard de Clairvaux es el hombre síntesis que inspiró algunos fenómenos históricos del fantástico siglo XII europeo. Fenómenos cuyo origen está fuertemente relacionado con la Borgoña del centro de Europa. Bernard fue el hombre que dinamizó la Orden de los Monjes del Císter y apadrinó la fundación de la primera Orden monástico-militar, la Orden de los Templarios. También el caballero noble que lideró el Condado Portugalense del occidente peninsular era borgoñés y cercano a Bernard de Clairvaux: Henri da Borgoña. Su hijo, D. Alfonso Enriques, con el apodo de conquistador, protagoniza la transición del condado portugalense a reino portugués independiente y se convierte en fundador de la nación portuguesa.

Luego, pocos meses después de comenzar a liderar los destinos del Condado Portugalense, en la carta de donación del Castillo de Soure a los Templarios se nombra a sí mismo como hermano (frater) de esta nueva hermandad monástico-guerrera. Estamos en el año 1129, apenas un año después de la oficialización de la Orden del Temple en Troyes y once años después de su fundación en Jerusalén. Pensamos que la ascendencia borgoñesa del primer rey portugués debió influir en este fenómeno. D. Alfonso Enriques se cartea con Bernard; la fraternidad de los monjes-guerreros templarios alcanza un protagonismo histórico impresionante en la formación de Portugal; durante el siglo XII se produce un fenómeno de sincronicidad: Portugal estaba naciendo al mismo tiempo que la Orden. Por otro lado, los monjes-agrónomos del Císter, liberados por Bernard, tienen, asimismo un papel vital en la formación de este nuevo reino peninsular e independiente.

Portugal nace en el norte, haciendo frontera junto a Galicia y se va expandiendo hacia el sur, conquistando tierras a los poderes islámicos que dominaban todo el sur de la península ibérica en el siglo XII.

Después de la conquista de importantes ciudades como Santarem y Lisboa, en la década de los cuarenta del siglo XII, D. Alfonso Enriques hace donación a los templarios de un área de cuatrocientos kilómetros cuadrados en una región a poco más de cien kilómetros al norte de Lisboa. En esa área sería construida la ciudad templaria de Tomar.

En los interrogatorios de D. Dinis de 1317, Domingos Pais Rossado, habitante de Tomar, afirma que antes de la fundación de dicha localidad: «El maestre [Gualdim Pais] con los frayles vieron aquel lugar conviene saber, donde está ahora Santa María de Tomar [hoy, Santa María do Olival] y pensaron que fuera poblado antiguo (…) y entonces dicho maestre mandó lanzar suertes (…) y lanzadas tres veces, cayó la suerte en aquel monte donde ahora se ve el castillo de Tomar y que entonces se acordó que poblasen aquel monte (…)»(( Cf. Manuel J. Gandra, «Os Templários», en Portugal Misterioso, Lisboa, 1998, pág. 331)).

Gualdim Pais, amigo de infancia de D. Alfonso Enriques y que fue armado caballero por el mismo rey en 1139, en la célebre batalla de Ourique, gobernó la provincia portuguesa de los templarios desde el final de la década de los cincuenta hasta el día 13 de octubre de 1195, fecha de su matrimonio; o sea, durante casi cuarenta años. Su síntesis biográfica quedó inmortalizada en una lápida medieval que se puede visitar hoy en el Convento de Cristo, en Tomar:

ERA. M.CC.VIII MAGISTER GUALDINUS NOBILIS: SIQUI DEM GENERE: BRACARA ORIUNDUS: EXITIT TEMPORE: AUTEM ALFONSI: ILUSTRISSIMI: PORTUGALIS REGIS: HIC SAECULAREM ABNEGANS MILICIAM IN BREVI: UT LUCIFER: EMIUT: NAM TEMPLI MILES GEROSO LIMAM PETIT: IBIQUE PER QUINQUENIUM NON INHERMEM VITAM DUXIT: CUM MAGISTRO ENIM SUO: CUM FRATIBUSQUE INPLERISQUE PRAELIS CONTRA AEGIPTI: ET SURIAE INSURREXIT REGEM: CUNQUE ASCALONA CARETUR: PRESTO FUIT IN ANTOCHIA: PERGENS SEPE CONTRA: SULDAN DETIONE DIMICAVIT. POST QUINQUENIUM

Lo que se puede traducir como:

«Era de MCCVIII [1208 de la era de César, 1170 de la era de Cristo]. El Maestre Gualdim, ciertamente de noble generación, natural de Braga, vivió en el tiempo de Alfonso, ilustrísimo Rey de Portugal. Abandonando la milicia secular, en poco tiempo se elevó como un Lucifer [la Estrella de la Mañana. Etimológicamente, el que trae la Luz], como soldado del Temple, se dirigió a Jerusalén donde durante cinco años llevó una vida trabajosa. Con su Maestre y sus Hermanos, participó en muchas batallas, moviéndose contra los reyes de Egipto y de Siria. Como fuese tomada Ascalon, partiendo después para Antioquía, luchó muchas veces por la rendición de Sidón. Pasados cinco años, volvió entonces para que el rey lo instituyera y nombrara caballero. Convertido en Procurador de la Casa del Temple en Portugal, fundó en éste los castillos de Pombal, Tomar, Zêzere y el llamado Almoriol; e Idanha y Monte Santo.» (Subrayados nuestros)

Póngase atención a la frase, en poco tiempo se elevó como un Lucifer. A nuestro entender, se refiere a la iniciación de Gualdim en Oriente.

Lucifer significa estrella de la mañana (planeta Venus), como se puede comprobar en cualquier diccionario de latín. Etimológicamente, Lucifer es aquel que trae la Luz. Exotéricamente es también el nombre dado al ángel caído que se convirtió en Satanás (adversario) de Dios, o sea, el Diablo. Por ejemplo, cuando Alfonso X, abuelo de D. Dinis en una de sus cantigas medievales se refiere a la ribera de Lucefecit, escribe «aquel río del que no digo el nombre», debiendo naturalmente haber relacionado dicho topónimo con Lucifer. Sin embargo, en una lectura esotérica tal vez podamos relacionar a Lucifer con el mito de Prometeo, aquel que robó el fuego a los dioses para ofrecerlo a los hombres.

Así, el ángel caído no sería más que el símbolo de la divinidad interior que habita en el ser humano, aprisionada, caída en la materia y que, naturalmente, aspira a despertar para regresar al mundo celeste de donde proviene. No nos olvidemos que el Grial fue esculpido en la frente de Lucifer y que el propio Cristo afirma, en el Apocalipsis de San Juan, que es la brillante estrella de la mañana (ApocJu, 22, 16), o sea, que es Lucifer! Por ello consideramos que esta frase esculpida en el siglo XII, todavía en vida de Gualdim, tiene una sentido iniciático, es decir, que Gualdim Pais se elevó como Lucifer o como Estrella de la Mañana después de abandonar la milicia secular; o sea, fue iniciado en los misterios templarios, en Oriente.

El Proyecto de la ciudad templaria de Tomar

El maestre Gualdim Pais, diseñó el plano de Tomar, cimentado en tres puntos fundamentales en los que hoy se encuentran los siguientes monumentos:

– La iglesia gótica de Santa María do Olival, con características de templo-gruta (regressus ad uterum) se convirtió en el panteón de los maestres templarios (cementerio). Está fuera del espacio original de la ciudad.

– La iglesia de San Juan Bautista, un templo gótico con un portal manuelino (un tardogótico típicamente portugués). Marca el centro de la polis y del ágora de la ciudad.

– El Castillo Templario con la Girola (iglesia redonda) al que se le añadió en el interior, el Pazo del Infante y el Convento de Cristo. Es la acrópolis de Tomar.

Manuel J. Gandra(( Op. cit.)), en un interesante estudio, hace referencia al plano directriz que Gualdim Pais debió haber trazado para Tomar. Este hecho se corresponde con la mentalidad científico-religiosa de los templarios. Nos hallamos ante una cosmización del espacio.

En el centro de la circunferencia de este plano directriz está la Iglesia de San Juan Bautista, patrón de los templarios. La circunferencia pasa por todos los espacios sagrados más importantes de Tomar, exceptuando la Iglesia de Santa María do Olival que está fuera de la polis.

De hecho, del siglo XII al XVI, Tomar fue considerada como una ciudad generatriz de arquetipos. La iglesia de Santa María do Olival fue modelo de muchas iglesias góticas portuguesas de tres naves, construidas en el continente; y después, en las tierras más allá del mar descubiertas por los Caballeros de la Orden de Cristo, sucesora de los templarios en Portugal. La ciudad de Angra do Heroísmo, en las Azores, fue construida según el modelo urbano de Tomar: «La relaciones entre la Terceira [isla azoriana] y Tomar, establecidas así en el plan religioso-espiritual mencionado, durante estos casi tres cuartos de siglo (1460-1534) se puede haber traducido en influencias en el plano material, sobre todo en el urbanístico, pudiendo las concepciones henriquinas [del Infante D. Enrique, Gobernador de la Orden de Cristo] haber servido como modelo de intervención en la naciente ciudad de Angra. (…) Tomar y Angra presentan en las áreas centrales un trazado regular similar, en retícula relativamente rigurosa, atribuible a la mitad del siglo XV el primero; y el segundo (…) a finales del mismo siglo y primer tercio del Quinientos; sincronizados por tanto con la fase de las relaciones más estrechas entre la Orden de Cristo y la Isla Terceira. (…) Esta similitud Tomar-Angra es más impresionante si se ve a la luz de las idénticas dimensiones de cada núcleo, la misma escala y de su diseño concreto (…).»((José Manuel Fernandes, Angra do Heroísmo, Presença, Lisboa, 1989, pp. 46-47)).

Iglesia de Santa María do Olival – Panteón de Maestres Templarios

La Iglesia de Sta. María do Olival es un monumento importante para comprender y, sobre todo, para sentir la espiritualidad templaria. La construcción del templo actual es del siglo XI, remodelado posteriormente en el siglo XVI. En él estaban los túmulos de más de veinte maestres del Temple. Aún así, fray Antonio de Lisboa, cumpliendo órdenes de D. Juan III, profanó estos túmulos. Era el siglo XVI, período en el que se produjo un profundo corte ideológico con la tradición templaria portuguesa. Cuando se produjo la extinción de los templarios, a principios del siglo XIV, el rey portugués D.Dinis los protegió y consiguió de Roma la creación de una nueva orden monástico-militar, la Orden de Cristo, en la que fueron incorporados todos los templarios portugueses que, aunque no tenían comunicación con Oriente, podían continuar su trabajo. No será hasta el siglo XVI que el espíritu templario de las élites sufra un duro golpe, cuando la Orden de Cristo pasa a clausura (de monjes-guerreros pasan a ser simplemente monjes), llega la Inquisición y los jesuitas sustituyen a los franciscanos en las misiones: se produce un cambio ideológico radical.

Hoy en día, todavía se encuentran algunas de estas lápidas tumulares, principalmente la de Gualdim Pais y la de D. Gil Martins, el primer Maestre de la Orden de Cristo.

En relación al nombre actual de este templo, recordemos que del olivo se extrae el aceite y que es el árbol consagrado a la diosa de la sabiduría, Atenea. Mera coincidencia o no, encontramos muchos olivos junto a los antiguos monumentos templarios, incluso dentro de los castillos, como en el caso de la llamada Torre de Wamba, en Vila Velha de Ródão.

En el tímpano de Sta. María do Olival, encontramos una estrella de cinco puntas que surge de una flor con los pétalos abiertos, inscrita en un círculo. En Portugal, a la estrella de cinco puntas se le llama con frecuencia signo de Salomón y el hecho de estar dentro del pentafolio nos recuerda su simbolismo del Hombre Realizado o Verticalizado, de la victoria del 5 sobre el 4. Asociada a Venus (Lucifer), la estrella de cinco puntas es un símbolo común a muchas culturas. Muy utilizada por los judíos cabalistas, es un símbolo de Shiva en la India, aparece en amuletos gnósticos y en la antigua Grecia estaba asociada al «E» del Templo de Delfos, quinta letra del abecedario griego. Los pitagóricos coronaban sus cartas dibujando precisamente una estrella de cinco puntas. Habitualmente, es mencionado como un símbolo del microcosmos en complementariedad a la estrella de seis puntas, símbolo del macrocosmos. Siendo el 5 la suma del primer par (2), femenino, y del primer impar (3), masculino –el 1, la unidad, no es par ni impar- la estrella de cinco puntas, como sombra geométrica del 5 es, no sólo símbolo de 4+1 sino también del 3+2, o sea, del andrógino, el sabio que ya realizó las bodas alquímicas del rey y de la reina; o sea, armonizó en una completitud las polarizaciones psicológicas femeninas y masculinas.

Gran parte de las estelas funerarias templarias son dobles y tienen a un lado la cruz dentro del círculo y en el otro, la estrella de cinco puntas. En el Claustro da Lavagem del Convento de Cristo, en la Acrópolis de Tomar, se encuentra la mayor colección conocida a nivel mundial de estelas funerarias de la Orden del Temple y de la Orden de Cristo. Es realmente un grupo impresionante de estelas, con un gran abanico de símbolos representados: estrellas de cinco puntas, de seis, de siete y de ocho puntas; rosacruces, hexafolios, una serpiente, cruces templarias, etc. Muchas de estas estelas habrán venido del cementerio de la Iglesia de Santa María do Olival.

Este templo cristiano es el único en Portugal en el que hay que descender para entrar; y el único en el que hay tantos escalones para bajar. Este hecho provoca la sensación psíquica de regreso al útero de la tierra, a las aguas genesíacas de Nuestra Señora, para ir a beber la leche espiritual y renovar el alma.

La nave es muy sencilla y hermosa. El ábside recuerda a una concha y en este espacio sagrado, tenemos una imagen de Nuestra Señora do Leite((NT. Nuestra Señora de la Leche)). amamantando al Niño, con el seno desnudo. Dicha estatua medieval es de una gran belleza.

El número 8 está asociado a este templo a través de 8 columnas (4+4), de los 8 escalones de la entrada, por la pila bautismal octogonal y por los 8 nervios de la «concha» del ábside que dan origen a 7 ventanas. De estas 7 ventanas, dos son de piedra y no de vidrio; están «encerradas» y sólo 5 están «abiertas».

Según la tradición popular de Tomar, de este templo salía un camino subterráneo hasta el castillo y hasta otra iglesia de esta ciudad templaria. En la actualidad, todavía se puede ver la piedra de grandes dimensiones que tapa la entrada de dichas vías. Sería importante investigar estos caminos.

Como ya mencionamos, es significativo que esta iglesia templaria fuese el modelo, gótico de tres naves, utilizado para muchas otras iglesias portuguesas y, en el primer siglo de los Descubrimientos Portugueses, para los templos cristianos de ultramar.

La Iglesia de Santa María do Olival y la Geobiología

Según la geobiología, la llamada red Hartmann recorre la Tierra. Las líneas de esta red tienen 21 cm de ancho y siguen, exactamente, las direcciones norte-sur y oriente-occidente. Estas líneas distan entre si 2,5 m en la orientación este-oeste y 2 m en la norte-sur((Sobre la red Hartmann y el tema de geobiología, aconsejamos consultar la obra Energias da Terra, coordinada por José Alexandre Cotta, Ésquilo, Lisboa, 2003)). Se cree que esta radiación podría haber tenido un origen celeste y, de las investigaciones de su descubridor, el profesor Hartmann, resultó evidente que eran conocidas en algunas civilizaciones antiguas, ya que muchos de los monumentos están edificados teniendo en cuenta este alineamiento. En Santa María do Olival nosotros mismos realizamos la prueba con Alexandre Cotta, un radiestesista experimentado que detectó los cruces de estas líneas en el lugar exacto (!) de las columnas. Por otro lado, en este templo la ubicación de las ventanas se corresponde con las «entradas» de las líneas Hartmann de polaridad positiva (yang). O sea, la planta de la iglesia está asentada, coincidentemente, con la red Hartmann.

En el ábside, existe un punto de confluencia de tres venas de agua subterránea. Los maestres masones que dirigieron la edificación del templo debieron conocer este hecho, pues en la pared de este mismo lugar aparecen tres espirales dobles y tres marcas masónicas (nos referimos, obviamente, a la masonería medieval).

Los antiguos tenían un conjunto de ciencias sagradas que se fueron perdiendo a lo largo del tiempo.

La Iglesia de San Juan Bautista en el «centro» de la polis

La iglesia de San Juan Bautista ocupa el centro de la hermosa ciudad de Tomar. Se sitúa en la Plaza de la República, frente al edificio del Ayuntamiento; el centro religioso enfrente del centro político. En el centro de la plaza se encuentra una estatua dedicada a Gualdim Pais, el maestre templario fundador de la ciudad.

Este templo, de inicios del siglo XVI, se sobrepuso sobre uno anterior, medieval. Tiene un pórtico manuelino y un campanario octogonal. En el interior sigue básicamente la estructura de la iglesia gótica de tres naves de Santa María do Olival. Nada más entrar, se encuentra una pila con esculturas del Sol, de la Luna y de una esfera armilar con forma de huevo. La esfera armilar en forma de huevo nos habla del nacimiento de la obra científica de los portugueses. El Sol y la Luna señalan con frecuencia el inicio del opus alquímico.

«El Sol es el padre, la Luna es la madre, el viento lo acunó en su Vientre, la Tierra es su ama; el Telesma del mundo está aquí.» Fragmento de la Tabla de Esmeralda atribuida a Hermes Trismegisto

En lo que respecta a la pintura, tiene un magnífico tríptico de la Escuela Flamenca del siglo XVI, con un Juan Evangelista portando un fantástico cáliz con el Dragón alado, símbolo de Cristo resucitado; y un San Andrés sujetando una enorme cruz en forma de aspa (X), símbolo del fuego. También de este período están expuestos una serie de óleos del pintor portugués Gregorio Lopes. En uno de los cuadros, encontramos la representación del enigmático Melquitsedek bendiciendo a Abraham. Este cuadro representa también el espíritu de tolerancia religiosa con el sello templario que todavía existía en el siglo XVI en ciertos sectores de la sociedad portuguesa y en la Orden de Cristo, puesto que en él están representadas, alrededor de Melquitsedek, las tres religiones principales de la época: el judaísmo, a través de Abraham; el islamismo, a través de una bandera con la media luna islámica; y el cristianismo a través de un monje que asiste a la bendición de Melquitsedek. Abraham tiene el pan y Melquitsedek el cáliz. Confirmando esta lectura, aparece un judío y un musulmán a la izquierda del monje cristiano y detrás de Melquitsedek.

En la Carta a los Hebreos (6,19-7,8), San Pablo se refiere a Melquitsedek:

Es obligado mencionar que esta pintura estaba, originalmente, en la Girola de la Acrópolis de Tomar.

Los capiteles de esta iglesia son muy ricos, con genios de la naturaleza esculpidos, cabezas tricéfalas, caza del jabalí y, muy significativo, luchas entre grifos y entre un León y un grifo o Dragón alado.

La Akrópolis de Tomar

En lo alto de una colina tomarense, se encuentra el castillo de los Templarios que fue, tal vez, el más importante centro peninsular de la Orden. En esta acrópolis de Tomar, los caballeros del Temple debieron instalar una escuela de misterios adaptada a su espacio-tiempo. Cualquier amante del conocimiento interno lo siente a través de la energía que circula por el monumento. Es entrar en el Convento de Cristo… y cobra sentido aquel pensamiento de Jorge Ángel Livraga, en el que afirma que los misterios se viven más allá de la razón.

Son muchos los motivos de interés del castillo templario y del Convento de Cristo para que los apreciemos, estudiemos y sintamos. Umberto Eco hace referencia a su visita a Tomar en la obra El Péndulo de Foucault: «(…) Los Caballeros de Cristo habían prosperado durante siglos en aquel lugar: la tradición pretende que tanto el Infante D. Enrique como Cristóbal Colón formaban parte de ellos y en efecto, se habían dedicado a la conquista de los mares forjando la riqueza de Portugal (…). Yo no podía dejar de pensar en el juego sutil de alianzas que ligaba la Jarretera al Toisón de Oro; éste a los Argonautas, los Argonautas al Grial y el Grial a los Templarios. (…) tuve un sobresalto, nuestro guía nos llevó a visitar una sala secundaria con un techo abovedado. Eran pequeños rosetones, pero algunos tenían esculpidas una cara barbuda y ligeramente caprina: El Baphomet.»

El Castillo Templario

Fundado en el siglo XII, el castillo templario fue proyectado, originariamente, con una planta similar a la constelación del Boyero, de la que una de las estrellas es Arturo.

Técnicamente, con sus cubelos circulares, hurdicios, alambores y la Torre de Homenaje, constituye una gran innovación en la arquitectura militar de la época, gracias a los conocimientos que Gualdim Pais trajo de Oriente.

A nivel simbólico destacamos las saeteras en forma del símbolo alquímico-astrológico de la Tierra, una cruz encima de un círculo; justo al contrario que el símbolo de su planeta gemelo (Venus-Lucifer), el círculo encima de la cruz.

Y es bastante significativo que la piedra angular (ángulo noroeste) sobre la cual se asienta toda la estructura de la Torre de Homenaje, sea una lápida romana con la inscripción:

GENIO MUNICIPII

Que traducido es al genio del municipio, al espíritu tutelar del lugar.

Parece que la Torre de Homenaje, también, fue utilizada por algunos templarios para realizar observaciones astronómicas.

Simbólicamente, el castillo protegía el centro simbólico de la Acrópolis: la Girola.

La Girola

 La girola, o iglesia redonda, tiene un centro octogonal con ocho columnas. Fue construida como imitatio de la Cúpula de las Rocas (siglo VII d.C.) de Jerusalén, lo que también apunta a la faceta trans-religiosa de los Caballeros de Salomón, ya que la piedra sagrada de la Cúpula de las Rocas está vinculada a la historia mítica de las tres religiones del Libro.

Este Templo circular debía ser un lugar de iniciación pues tiene todas las condiciones energéticas para dicha función. Contrariamente a lo que era común en las iglesias cristianas de la Edad Media, la entrada estaba dirigida hacia oriente y no hacia occidente. Tenía la misma orientación que muchos de los dólmenes megalíticos, como por ejemplo el Dolmen de Zambujeiro, en el Alentejo. Se entra por el lado de la vida (oriente) en dirección al mundo de los muertos (occidente) para «morir» y renacer a una nueva vida.

La Girola es recorrida por dos venas de aguas subterránea. Una viene de oriente, entra precisamente por el lugar de la antigua puerta templaria y se dirige al coro manuelino. La otra viene del norte y recorre la Girola en dirección sur. Por una «coincidencia» extraordinaria, estas dos venas se cruzan en el centro de la Girola.

Era el axis mundi, el omphalos de los Caballeros del Grial. El Espacio sagrado que conectaba la Tierra con el Cielo, centro simbólico de aquel otro «centro» espiritual donde la luz arúpica de los arquetipos se transforma en ideas rúpicas (mitos) propicias a la manifestación en el mundo físico de las concretizaciones (historia). Ésta es la verdadera función de una acro-polis (ciudad alta, ciudad de la sabiduría) y de los acropolitanos, captar las ideas-rúpicas, hijas de los Arquetipos y manifestarlas en la historia. Este espacio mental-espiritual de cruce, esta vesica piscis de intersección, estaba bajo la égida del dios Thot, en Egipto; Hermes en Grecia y Mercurio en Roma.

El poema Infante, de Fernando Pessoa, por cierto dedicado al Infante D. Enrique, comienza con al siguiente máxima: Dios quiere (arquetipo), el Hombre sueña (mito), la obra nace (historia).

El Convento de Cristo

El interior del castillo fue enriquecido con nuevas construcciones en el siglo XV, bajo la égida del Infante D. Enrique, que edificó en él sus pazos y reformuló la vida monástica de los Caballeros de Cristo en esta Acrópolis Templaria.

A comienzos del siglo XVI se construye el fantástico Coro Manuelino, acoplado a la Girola. Se cierra la puerta de Oriente y surge un portal magnífico al sur, emplazamiento de máxima luz. En el centro de este pórtico, está escupido un Cupido que arroja su flecha de amor uránico a quien entra. En la parte central de este portal, una hilera de huevos y un conjunto de rosas que alude a la simbología del renacimiento espiritual. Dos columnas entorchadas simbolizan Jakin y Boaz, las columnas míticas del Templo de Salomón, ya que la Acrópolis de Tomar era vista por los Caballeros de Cristo como un Nuevo Templo de Salomón.

El conjunto simbólico de este Coro Manuelino es impresionante. Tenía tres ventanas repletas de símbolos (hoy sólo se pueden apreciar dos) y cinco cabezas alrededor (hoy, sólo quedan tres). Una de estas cabezas está en el interior de un nudo en forma de corazón que alude a la sabiduría del corazón y a la corriente mística-esotérica de los Fieles del Amor. Un templario gallego, Gil Peres Conde, escribió:

No es Amor en casa de Rey

Porque no lo pude ahí encontrar

Al almuerzo o a la cena.

A estas horas lo busqué

En las posadas de los privados.

Pregunté a sus prelados

Por Amor y no lo encontré.

Tiene que no sabe El-Rey

Que Amor aquí no llegó,

Que tanto engaño de él llevó.

Y no veo ni lo busqué

En las tiendas de los infantes

Y en las de los criadores,

Y dicen todos: -No se.

Perdido está el Amor con El-Rey,

Porque nunca en hueste ven,

Pero si de él algo tiene

Os diré dónde lo busqué;

Entre estos frailes Templarios,

Porque ya a los hospitalarios

Por Amor no preguntaré.

Naturalmente, se refería al amor iniciático de cariz esotérico, que sólo encontró «entre estos frailes templarios».

Geométricamente, el Coro Manuelino está construido en base al doble cuadrado, lo que refuerza las similitudes con el Templo de Salomón.

La cara occidental del Coro, donde se encuentra la famosa ventana manuelina, es una obra maestra de la arquitectura simbólica. Esta ventana emerge de las raíces de un roble y está flanqueada por dos botareles (a manera de dos columnas gigantes). El botarel, al norte, tiene ángeles (Cielo) con los símbolos o arquetipos que inspiraron el Imperio portugués: Las Cinco Quinas (coraje, es el blasón de Portugal referente a una importante victoria, en el siglo XII, sobre cinco reyes moros); la Cruz de Cristo (mística) y la Esfera Armilar (ciencia). En el botarel, al sur, aparecen tres reyes (Tierra) simbolizando los líderes que concretizan los arquetipos.

Todo el Coro está delimitado por una cuerda, importante símbolo manuelino con connotaciones templarias así como representaciones de árbol seco que espera el toque del Preste Juan para que vuelva a florecer, o sea, espera el regreso de los Misterios. Recordemos que Federico Barbarroja de Hohenstaufen, consideraba que cuando el Preste Juan encontrara el árbol seco, volvería a reverdecer. Gilbert Durand es claro en su interpretación de la Búsqueda portuguesa del Preste Juan: «La intención del Gobernador de la Orden de Cristo, era reatar el contacto con el ‘centro del mundo’ o ‘reino bienaventurado’ donde el Rey-sacerdote –descendiente, según a leyenda de Salomón el Sabio por vía de la Reina de Saba y cuyo nombre, ‘Juan’ constituye una alusión a la vida eterna concedida por Cristo al evangelista de Patmos- se encuentra ‘oculto’: la Sabiduría, así como el Grial, se encuentra ‘en Oriente’. (…) En Portugal, la búsqueda del Reino del Preste Juan constituyó la motivación profunda extraordinaria de todos los grandes navegantes. Vasco de Gama, Cabral, Magallanes…» ((Gilbert Durand, Imagens e Reflexos do Imaginário Português, Hugin, Lisboa, 1997, p. 153. Subrayado nuestro)).Lima de Freitas la complementa de la siguiente forma: «El alejamiento o la desaparición del Grial en ‘Oriente’ marca el exilio occidental con suficiente fuerza simbólica: se obviaba la Tradición primordial, el saber canónico que vincula los mundos; el ‘nudo del agnosticismo’ se apretaba alrededor de las conciencias, cerrándolas sobre sí mismas (como dijo Corbin). Los herederos de los Guardianes de la Tierra Santa del extremo occidental de Europa no podían abandonar la búsqueda que encarnaba, entonces y luego, la esperanza de la cristiandad. Encontrar el reino del Preste Juan significaba restablecer el contacto con el Templo eterno (…).»((Lima de Freitas, «Considerações em torno do Preste João», en Cavalaria Espiritual e Conquista do Mundo, INIC, Lisboa, 1986, p. 131. Subrayado nuestro)).

 El Proyecto «Templario» de los Descubrimientos Portugueses

 «(…) significó que este señor [El Infante Don Enrique] se trabajase de conquistas altas y fuertes, especialmente de buscar las cosas que estaban cubiertas a los otros hombres, y secretas, según la cualidad de Saturno, en cuya casa él está» Gomes Eanes de Zurara. En Crónica de Guinea

 Los Descubrimientos Portugueses fueron el resultado de un trabajo metódico y persistente y constituyeron una de las importantes aperturas del Renacimiento Europeo. Cuando Cristóbal Colón llega a América en 1492, los portugueses ya tenían un historial de más de 70 años de Descubrimientos; es más, el propio Colón aprendió navegación en Portugal, donde debió recibir una iniciación de tipo templaria. Después de la conquista de Ceuta, en 1415, el hijo del rey portugués, Infante D. Enrique, ya designado Gobernador de la Orden de Cristo, monta en Tomar su cuartel general e inicia, con un grupo de élite de la Orden de Cristo, el proceso histórico de los Descubrimientos Portugueses.

En 1418 redescubría la isla de Madeira y poco después, el archipiélago de las Azores. En 1434, Gil Eanes dobla el Cabo de Bojador traspasando los límites geográficos de la época. Mientras en Europa se pensaba que el mar tenebroso del Atlántico destruía los navíos, el «Templario» Infante D. Enrique insistía, con absoluta convicción, que se debía navegar hacia el sur a fin de que un día se pudiese llegar a la India. Había que retomar el contacto con Oriente y descubrir el reino del Preste Juan. En realidad, en 1498 el navegador portugués Vasco de Gama llegó a la India coronando un trabajo metódico de 80 años, de diálogo entre los navegantes del mar y los cartógrafos y matemáticos de tierra

El Infante D. Enrique, el hombre que tenía como uno de sus símbolos las pirámides de Egipto, debió recibir información templaria, originaria del Mediterráneo Oriental. Recordemos el mapa de Piri-Reis, el Periplo de Hanón y el viaje fenicio de circunnavegación de África. En la misma línea, cortó con la mentalidad medieval de subyugación a los escritos de los doctores de la Iglesia y utilizó, de forma pionera, un método de índole científica. En la primera mitad del siglo XV, este Proyecto de los Descubrimientos Portugueses fue modelado en la Acrópolis de Tomar. Son, en gran número, los navegantes de Tomar los que participaron en las expediciones marítimas henriquinas, tales como «João Gonçalves Zarco, Gonçalo Velho Cabral, D. Fernando de Castro, Nuno Gonçalves de Meira, Antão Gonçalves. Todos ellos eran servidores de la Casa Henriquina. João Gonçalves Zarco y Tristão Vaz Teixeira, escuderos del Infante, aportaron a las islas de Madeira, Porto Santo y Azores, entre 1418 y 1420, según el cronista Zurara, Gonçalo Velho, fraile de la Orden de Cristo, inició en 1443 el poblamiento de las islas de San Miguel y de Santa María (…). D. Fernando de Castro, gobernador de la casa del Infante y vicario de la villa de Tomar, conquistó en 1425 Gran Canaria.» ((Salete da Ponte, «O Infante D. Henrique em Tomar», revista Océanos, n.º 17)).

El Infante D. Enrique transformó el arquetipo de caballero terrestre de la búsqueda del Grial en el de caballero-navegante a la búsqueda del reino del Preste Juan, simbólicamente, el Rey del Mundo en Oriente. Por ello, venían a Portugal caballeros europeos con el objetivo de realizar hazañas en la nueva caballería de los mares, como sucedió con un caballero del Emperador Segismundo.

Téngase en cuenta, también, que Tomar era una nulius diocesis –es decir, eclesiásticamente, sólo dependía del Papa- a la cual y hasta inicios del siglo XVI, todo el eclesiástico de las tierras descubiertas más Allá del Mar, estaba subordinado. En esta coyuntura, los Caballeros de Cristo y los Franciscanos llevaron el Culto Portugués del Espíritu Santo a varios continentes, las Saturnales Paracléticas, según Gilbert Durand.

Para tener una idea del trabajo metódico de los portugueses, véase el planisferio llamado de Cantino, realizado por un cartógrafo portugués; data del año 1502 y en él se ven los casi catorce mil kilómetros del África occidental cartografiados con una perfección notable para la época. Como comenta la historiadora Geneviève Bouchon: «El planisferio de Cantino, que hoy podemos admirar en la Biblioteca Estense de Módena, marca una ruptura con las tradiciones antiguas y medievales((Cf. Portugaliae Monumenta Cartographica, ed. de A. Cortesão e A. Teixeira da Mota, Lisboa, 1960, vol. I, pp. 7-10. Cf. também Luís de Albuquerque e J. Lopes Tavares, Algumas Observações sobre o Planisfério «Cantino» (1502), AECA 21, Coimbra, 1967. Nota de la autora del texto transcrito)). Por primera vez, se reconocen los límites del océano Índico. Tenemos, sin duda, que separar lo que fue experiencia directa de simples conjeturas. Es nítida la diferencia entre la corrección del dibujo de las costas, realmente vistas y observadas por los portugueses, y el esbozo imperfecto de las otras regiones (…).»((Geneviève Bouchon, Afonso de Albuquerque  – O Leão dos Mares da Ásia, Quetzal, Lisboa, 2000, pp. 30-31. El subrayado en negrita es responsabilidad nuestra)).

Conclusión

La Acrópolis de Tomar, hoy considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, cumplió su función de ciudad alta, proporcionando a las élites de Portugal, en primer lugar el poder modelar arquetipos históricos para la construcción del nuevo reino de Occidente Peninsular. El propio fundador, D. Alfonso Henriques recibió la influencia de la mística templaria, bien visible por ejemplo, cuando pactó una alianza con el líder sufí Ibn Qasi. Y en segundo lugar, teniendo un papel fundamental en la concepción y manifestación inicial del Proyecto de los Descubrimientos Portugueses, que provocaron una completa revolución geográfica y geopolítica en la época, cuyos ecos llegan hasta nuestro tiempo.

El Lugar se mantiene, sagrado, tal vez esperando que el árbol seco vuelva a florecer.