Los dólmenes de Gorafe

Rosa Mª Castillo Cruz

Desde el Instituto Hermes de Almería se programó una actividad para visitar el parque megalítico de Gorafe donde se encuentran los famosos  Dólmenes de Gorafe y la peculiar acequia del Toril. La visitamos  el día 13 de octubre y asistieron 25 personas simpatizantes en la búsqueda de la historia más remota del hombre.

El Parque Megalítico de Gorafe se encuentra en la Depresión de Gorafe, donde el rio Gor ha socavado un profundo cañón en cuya profundidad está ubicada la vega. Es un yacimiento arqueológico localizado en el municipio de Gorafe, provincia de Granada en Andalucía y conforma una de las mejores muestras del megalitismo del sur de la Península Ibérica, por su alto número de monumentos construidos en piedra.

Gorafe tiene su origen en el vocablo árabe “Gaurab” que significa “cámaras altas” , haciendo referencia a su hábitat en casas-cueva. El río de Gor es una depresión natural situada en un área muy concurrida durante la Prehistoria, pues era límite entre los grupos primitivos del levante y los de la baja Andalucía que ocupaban esta zona.

Los megalitos de Gorafe están datados en la Edad del Bronce y fueron levantados por una civilización que se desarrolló alrededor del rio Gor. Parece ser que los primeros pobladores excavaron las paredes para vivir en cuevas y construían dólmenes para sus difuntos, pues se han encontrado restos de cuerpos humanos de 224 individuos en 198 sepulcros.

Posteriormente, en los poblados cercanos de El Culantrillo, Las Angosturas y Montealegre llegaron en el año 1.900 a.C. pobladores correspondientes a la cultura de El Argar  y en el año 1.000 a.C. vinieron los Iberos de la Edad del Hierro que se asentaron en estas zonas; esto permitió que se continuaran construyendo estas estructuras megalíticas.

Estas poblaciones formaban una sociedad sustentada por una economía de tipo  agrario y pastoril y una estructura social jerarquizada. Sus  vidas transcurrían en casas excavadas en las laderas o en construcciones de piedra con tejados de ramas y parece ser que enterraban a sus muertos en el interior de los dólmenes. Estos ritos funerarios nos hacen pensar en unas creencias en el más allá y una conciencia en la trascendencia de la muerte.

LOS  DOLMENES

Los dólmenes se encuentran en varios emplazamientos. Los dólmenes neolíticos de Gorafe hallados son 240 construcciones megalíticas de la Edad del Bronce que están esparcidos en una decena de necrópolis. Existen también emplazamientos que se encuentran en el valle, en el otro lado del cañón y también en el borde del llano sobre el cañón, así como otros emplazamientos. Todos ellos conforman una de las mayores concentraciones de túmulos prehistóricos de España y también de Europa.


En los dólmenes de Gorafe se utilizaron para su realización grandes trozos y losas de piedra caliza o conglomerado carbonatado (caliches), obtenidos de la misma zona donde se construían y también de los alrededores; después eran talladas según las necesidades de la construcción. Se desconoce que fueran grabadas las piedras pues no se ha encontrado presencia de grabados en ellas.

En las construcciones de los dólmenes nos encontramos que los de mayor tamaño, que son los menos frecuentes,  la planta de la cámara es trapezoidal, los más frecuentes tienen forma pentagonal y rectangular, y los más pequeños  son  de base cuadrangular.

El  CAUCE  DEL  TORIL

El agua que transporta el cauce es muy rica en minerales y son muy beneficiosas para el ser humano, y han sido utilizadas desde época romana en  los tratamientos terapéuticos, por sus propiedades para la salud.

En esta excursión pudimos contemplar los dólmenes y también la acequia del Toril. Por la mañana fuimos caminando por los cauces del acueducto del Toril, conformado a través de miles de años, por los depósitos de minerales disfrutando de  la vegetación que crece en sus laderas, en una simbiosis producida por la naturaleza, provocando su crecimiento a lo alto y a lo ancho de su trayectoria. Es difícil de explicar este fenómeno de la naturaleza pues es excepcional su creación.

Existen cuatro acequias que ya no funcionan y una que está en activo en la actualidad. Pudimos pasear por todas ellas y verlas en su totalidad con una sensación extraña y de admiración pues parecían enormes muros calizos que se hubieran realizado por el hombre y que sin embargo estaban construidas, a lo largo del tiempo, por la propia agua en su recorrido, transformada por la precipitación de las sales del agua, la sedimentación y fosilización de las plantas y de los minerales que aportan esas aguas. Esta acequia alcanza en algunas zonas alturas de 10 y 15 metros conformando realmente un acueducto calizo.

La visita fue guiada por un profesional conocedor en profundidad de este lugar tan enigmático y maravilloso. Nos explicó todo lo referente sobre los dólmenes y el acueducto del Toril,  como es la técnica que utilizan los zahríes cuando buscan aguas subterráneas y como se captan las energías telúricas.

Pudimos también conocer los dólmenes cercanos al Balneario en una zona elevada y donde se encuentran varios dólmenes en buen estado. Se pudo experimentar su energía penetrando en ellos.

Por la tarde, después de comer y descansar  nos desplazamos para visitar los dólmenes que están diseminados por toda la zona. Entre ellos pudimos conocer el dolmen 134 que ha sido excavado y tiene una especial tipología. En la actualidad hay unos treinta dólmenes restaurados y todos se pueden visitar.

Hay algunas teorías para explicar el tamaño de las estructuras de los dólmenes. Algunos relacionan el tamaño de las estructuras con el status social de las personas enterradas en ellas; siendo, por ejemplo, los grandes dólmenes trapezoidales adjudicadas a familias importantes de la comunidad. Otra teoría, quizás más arriesgada, sería que los dólmenes más pequeños son posteriores y copias de los más grandes y más antiguos; quizás, en una época en que los constructores hubieran perdido parte del conocimiento antiguo y la técnica de su construcción. Este deterioro progresivo del conocimiento de las técnicas de construcción explicaría la diversidad de tamaños, siendo con el tiempo, cada vez más pequeños los dólmenes. Según esta ultima teoría y teniendo en cuenta tan amplio espectro de tiempo, de miles de años, se podría pensar que los primeros de la época del Bronce serían los más grandes. De todas formas, las construcciones se mantienen en esos lugares específicos con un sentido que desconocemos y que realmente sería lo importante de investigar , pues parecen ser zonas donde se mueven muchas energías telúricas y gran cantidad de conducciones de aguas subterráneas. También se desconoce si los enterramientos se mantuvieron siempre o se realizaron en las últimas épocas y si realmente fue ese el motivo de las construcciones.

Solo decir que ha sido una experiencia increíble y todos los que asistimos disfrutamos mucho; nos quedamos con el deseo repetir en el futuro. La verdad es que superó nuestras expectativas; con una vivencia espectacular en el “sentir estas energías” en un día especial y magnifico, digno de recordar.

Paseamos hasta el atardecer por toda aquella riqueza en piedra cuyo origen milenario se pierde en los albores de la humanidad. Por nuestra parte seguiremos buscando más huellas de nuestros antepasados.