Fernand Schwarz
El 6 de abril el boletín de la Sociedad Prehistórica de Francia ha señalado que una lápida en piedra grabada que data de la Edad de Bronce, descubierta hace un siglo pero caída en el olvido, podría ser la más antigua representación cartográfica de Europa.
La lapida en cuestión fue descubierta por el pre historiador Paul du Chatellier en una campaña de excavaciones en la región Finisterre, comuna de Leuhan, en el túmulo de San Bellec.
Se remonta a la Edad de Bronce (1900/1650 A.C.) y es un vasto montículo funerario de 40 m. de diámetro y de 2 m de alto que se mantuvo inviolado. En su centro la tumba toma la forma de un imponente cofre de piedra donde una extraña lapida grabada constituye una de las paredes, aunque probablemente no era su ubicación primera.
Este bloque de 2,20 m de largo, 1,53 m de ancho y 16 cm de espesor pesa una tonelada y media. Su descubridor la extrajo del túmulo con métodos prehistóricos: rampas, rodillos, y una quincena de pares de brazos para remolcarla e instalarla en su propia mansión. Un año más tarde en un par de publicaciones no oculta su perplejidad frente a estos curiosos grabados y afirma que espera un futuro Champollion que pueda descifrarlos.
En realidad lo han descifrado un equipo pluridisciplinar de Ivan Pailler y Clément Nicolas, los cuales en dos tesis paralelas lanzaron la hipótesis de que pudiera ser un mapa. Junto con geógrafos de la región, encontraron correspondencias entre los grabados y el paisaje del entorno, que parece describir el valle del Odet. Cuando superpusieron el mapa topográfico de la zona y los registros en 3D de la lápida descubrieron grados de similitud entre 65 y 80%.
Estado original (izquierda) y restaurada.
Estos resultados son superiores a los que se obtienen de los mapas mentales que los etnólogos han recogido de pueblos como los Papous o los Touareg.
Este tipo de mapas podrían tener una significación simbólica para señalar el poder político que afirma la autoridad de un alto personaje sobre un territorio.
Con esta metodología los dos investigadores piensan estudiar otras piedras grabadas de este tipo que se han encontrado en varios países europeos. Aunque deberán vencer la resistencia de otros colegas que no pueden imaginar que ya en la
edad de bronce nuestros ancestros tenían capacidad de representar su mundo con un mapa.
Poco a poco los antiguos paradigmas van cayendo.