Unos fósiles de hace más de 500.000 años de un hombre mayor con lesiones de espalda
sugieren que sobrevivió gracias al altruismo de sus congéneres
ALICIA RIVERA – Madrid – ElPais.com. 11/10/2010
Un hombre mayor que vivió en la Sierra de Atapuerca (Burgos) hace más de medio millón de años, sufría unas graves lesiones de espalda que le harían caminar encorvado y le impedirían desplazarse por los intensos dolores, es decir, que no podría cazar, algo importante para sobrevivir en aquella sociedad prehistórica. Así lo indican los huesos fosilizados de aquel individuo preneandertal recuperados en el yacimiento de la Sima de los huesos. Los científicos creen que son lesiones juveniles, del desarrollo, y se preguntan si dependió su supervivencia hasta la avanzada edad -para aquella gente- de 45 años o más gracias al altruismo de sus congéneres, que le ayudarían o alimentarían. «Este hombre o no se movía del sitio, o usaba un bastón, o recibía ayuda de otros, si comía carne era porque otros se la daban y si se desplazaba era porque otros le asistían», conjetura científico Alejandro Bonmati.
La pelvis de anciano de la Sima de los Huesos (en amarillo) es la pelvis humana más completa de todo el registro fósil
mundial. Su gran tamaño comparado con la pelvis de un hombre actual (en verde), da una idea de la corpulencia que tenía este antepasado de los neandertales- Equipo de Investigaciones de Atapuerca.
La investigación se basa en una pelvis fósil descubierta en la Sima de los Huesos hace más de diez años y bautizada Elvis, más cinco vértebras halladas fragmentadas en el yacimiento en diferentes campañas y que ahora se han podido reconstruir y asociar al mismo individuo por las peculiares patologías del individuo. Los científicos, incluidos los tres codirectores de Atapuerca (Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell) presentan su trabajo en la revista Proceedings de la Academina Nacional de Ciencias (EE UU).
Bonmati, investigador del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos UCMISCIII, explica que a la vista de la pelvis y las cinco vértebras se han podido determinar dos patologías: una deformidad lumbar, desplazamiento de las vértebras una respecto a otra, lo que genera un desgaste anómalo de los discos intervertebrales, y artrosis interespinosa (enfermedad de Baastrup). «Este individuo tendría el centro de equilibrio desplazado, así que estaría encorvado y sufriría unos dolores muy intensos», añade el investigador.
En cuanto a las causas de estas lesiones, los investigadores no han encontrado en los fósiles analizados rastros de fracturas, ni siquiera antiguas y soldadas, y o hay rastros de traumas, «aunque no se puede descartar», dice Bonmati. «Pensamos que esos problemas en la espalda vertebral se originarían en un defecto de desarrollo que se iría agravando con el paso de los años». El investigador destaca, además, que el hombre tendría un cuerpo voluminoso y que el tipo de vida de aquellos individuos sería muy dura.
El hallazgo abre la puerta a hipótesis y conjeturas sobre la vida social de la población de Atapuerca de hace algo más de 500.000 años. Así, Bonmati apunta que se van poco a poco acumulando indicios de la complejidad del comportamiento del grupo de aquellos humanos, incluida la ayuda entre ellos para sobrevivir.
Con el estudio de la pelvis Elvis, descubierta en 1994 y expuesta ahora en el Museo de la Evolución Humana (Burgos) los científicos han
hecho nuevos análisis comparados tanto de huesos fósiles como de humanos actuales y concluyen que las diferencias entre sexos de
aquellos preneandertales son similares a las de los hombres y mujeres ahora, lo que permite sostener la hipótesis de que las mujeres de
aquella especie remota y extinta sufrirían también partos difíciles. En la Sima de los huesos se han encontrado ya miles de huesos
preneandertales de al menos 28 individuos de ambos sexos y todas las edades.