Zona megalítica de España

Irene Melfi (España)

Primeros descubrimientos
Las primeras investigaciones de la zona las realiza D. Manuel de Góngora y Martínez (1822-1884), quien descubre uno de los dólmenes más grandes, el hoy denominado 134. Dice Don Manuel de Góngora y Martínez en su libro “Antigüedades Prehistóricas de Andalucía” editado en Madrid en 1868:
”A tres leguas cortas del cortijo de los Olivares, pasados los baños de Alicún y Gorafe, se ve un sitio llamado el Hoyo de las Cuevas del Conquil, por las varias que ofrecen aquellos parajes, y juntamente multitud de dólmenes a que dan los naturales el nombre de Sepulturas de los Gentiles. La sepultura Grande, consta de varias piedras, midiendo una de ellas 3,80 de longitud,… allí descubrí un dardo de pedernal de tres puntas”.
Es la primera investigación que se realiza sobre esta zona de la que M. de Góngora relata la excavación de tres sepulcros megalíticos de Gorafe, detallando los objetos y varios cráneos hallados en los mismos. En 1890, publica L. Siret “Las primeras edades del metal en el sudeste de España” donde da a conocer algunos ajuares encontrados en las excavaciones de todos los dólmenes de la comarca, que realiza con la colaboración de Pedro Flores. Este material es estudiado posteriormente por el matrimonio alemán Georg y Vera Leisner y publicado en Berlín en 1943 con el título: “Die Magolithgröber der Iberschen Holbinsel”. Ellos se especializan también en la arquitectura y la distribución geográfica de los sepulcros megalíticos de la zona de Gorafe, y publican fotos y un mapa de la ubación. En 1955 y 1956 M. García Sánchez y J.C. Spahny realizan una investigación que publican en 1959 en “Archivo de prehistoria levantina” Volumen VIII, del Servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia.

Ubicación geográfica

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Este conjunto megalítico, uno de los más importantes de Europa, se encuentra en la zona nor-oriental de la provincia de Granada, en el municipio de Gorafe próxima a la Necrópolis Dolménica del río Fardes.

Ubicación de Gorafe 

LocationGorafe

La ubicación de los sepulcros megalíticos abarca una zona a lo largo del río Gorafe, desde las inmediaciones del municipio de Gor hasta Baños de Alicún de las Torres, en la confluencia con el río Fardes. Tiene una longitud de 17 km, encontrándose los dólmenes por ambas márgenes del río, en las partes altas de las laderas del valle y en los bordes de la llanura. Algunos sepulcros se encuentran distantes pero siempre junto a algún riachuelo, como es el grupo de Baúl. No están repartidos uniformemente. Hay grupos dolménicos independientes que están presididos por uno o dos sepulcros grandes de planta trapezoidal.
La zona presenta además de los sepulcros dolménicos, la Acequia del Toril, y cuatro piedras de gran tamaño, con petroglifos de tipo rituales ceremoniales que datan del 2300 al 2100 a.C. y se detallan más adelante.

La excavación
García Sánchez y J.C. Spahny, estudian y excavan e inventarían 198 dólmenes que junto a los 40 desaparecidos suman un total de 238 sepulcros megalíticos, dólmenes repartidos en once grupos o necrópolis, que estarían vinculados a distintas aldeas existentes a lo largo del curso del río. Actualmente 12 dólmenes pertenecen al municipio de Villanueva de las Torres, 77 a Gorafe, 73 a Guadix y 36 a Gor.

Hay cinco tipos de construcción según la forma de la planta de la cámara funeraria. Dólmenes trapezoidales, rectangulares, pentagonales, cuadrangulares y poligonales; en estos últimos se incluyen muchos dólmenes muy deteriorados. Los trapezoidales son los más grandes y los menos frecuentes y los de base cuadrangular son los más pequeños. Los dólmenes pentagonales son los que más abundan en la región, siendo más de la mitad de ellos de esta estructura y mantienen similares dimensiones. Es evidente la relación entre el tamaño de los dólmenes y el estatus social dentro de la tribu; los grandes dólmenes trapezoidales pertenecerían a familias importantes dentro de la comunidad. Esto establece que habría una organización social sólida y armónica.

Ubicación de los 198 dólmenes:
1º: Grupo de Baños de Alicún. La numeración es del 1 al 12 y conforman claramente una entidad independiente, estando repartidos en tres subgrupos y mayormente destruidos: Loma Roja, llano de la Ermita y Haza del Toril.
2º: Grupo de la Sabina en el que se encuentran los dólmenes del 13 al 63, ubicados a dos km. y medio al Oeste de Gorafe.
3º: Grupo de las Majadillas del 64 al 86, constituye el grupo más denso, con 23 sepulturas dolménicas a un km. al Sureste de Gorafe.
4º: Grupo del Llano de la Cuesta de Guadix, del 87 al 100, ubicado a unos 300 metros del anterior.

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En el dolmen 77 de este grupo, en 1998 haciendo trabajos de mantenimiento, apareció un petroglifo de una figura antropomorfa representando un personaje emplumado, que porta un bastón o arco en la mano derecha y podría haber sido un guía espiritual de la tribu. La estela está muy deteriorada por la erosión y se puede ver en el Ayuntamiento de Gorafe.

5º: Grupo del llano de Olivares del 101 al 123, son también 23 dólmenes ubicados al borde de la llanura durante 4 km. comenzando en Gorafe.

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Vista del Llano de Olivares con la Sierra Nevada al fondo
6º: Grupo de la Hoya del Conquín del 124 al 143. Ubicado en  el valle a 4 km. al Sureste de Gorafe. En este grupo se destaca  el dolmen 134, el mejor conservado de todo el asentamiento,  llamado el Dolmen de las Ascencias, ya  descripto por M. de  Góngora y Martínez en 1868, este investigador encontró un  cráneo, y en siguientes excavaciones se hallaron un  fragmento de punzón de hueso, algunos fragmentos de cerámica y poco más. Su base es trapezoidal. Se encuentra a pocos metros de la carretera. Mide 3,85 por 2,60 m. y tiene una altura de 2,20 m. Se mantienen las losas de cubierta siendo la mayor un  bloque cuadrado de 3m. y su orientación es Este-Sur-Este.
Dice M. de Góngora en su libro Antiguedades Prehistóricas de Andalucía, pág. 50:
“ El cuidado con que guardaban sus cadáveres revela en ellos la creencia de la inmortalidad del alma, y en una resurrección y vida futura; sin que nada indique ni en su necrópolis, ni en aquellos alrededores, un culto sanguinario como el de los druidas. La religión de estas tribus debía ser natural y sencilla, como sus primitivas costumbres.”

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Diferentes vistas del dolmen 134

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7º: Grupo del Llano de Cerrillo de las Liebres del dolmen 144  al 166, ubicado al Oeste de la Hoya del Conquín.

8º: Grupo de Gabiarra del 167 al 181 a unos 500 m. de la  carretera Granada-Murcia.
9º: Grupo del Llano de Carrascosa del 182 al 189 son solo 8  dólmenes próximos al poblado de Cenascuras.
10º: Grupo de Torrecillas del 190 al 192, están cercanos a la    estación de Gor.
11º: Grupo de Baúl del 193 al 198.
En todos los dólmenes, en unos más y en otros menos, han aparecido diferentes elementos, la mayoría descubiertos por L. Siret, que depositó en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, como restos humanos adultos y de niños, ajuares como collares de huesos, fragmentos de piezas cerámicas, cuchillos de sílex y puntas de flechas de sílex. En el dolmen 84 apareció una sierra de sílex, única de este tipo en esta zona. Puñales de sílex, hachas de piedra y hachuelas pulimentadas, Ídolo e idolillos completos de pizarra. También se hallaron objetos metálicos como anillos, punzones, hachas, brazaletes puñales, cuentas, infinidad de vasos, cuencos y demás elementos de cerámica, etc. El material hallado por García Sánchez-Spahny fue depositado en el Museo Arqueológico de Granada.
Ritos funerarios
En las tumbas trapezoidales se han hallado hasta 22 esqueletos humanos, siendo estas las dedicadas para el grupo más destacado de las tribus. En el dolmen 89, de dimensiones pequeñas, se hallaron 8 individuos en una zona que no había sido tocada. Los cráneos se encontraban a la entrada de la sepultura, hacia el corredor, como es habitual en estos enterramientos, y es de destacar la presencia de esqueletos de niños, junto a los jóvenes y adultos. Hacían prácticas quirúrgicas, de profundo sentido ritual alguna de ellas, lo que sugiere conocimientos médicos y de cuidados higiénicos. El hecho de colocar en la sepultura junto al muerto sus utensilios, armas y alimentos indica un culto a la muerte que perdura desde el Paleolítico Medio e indica una creencia en la vida después de la muerte.
Petroglifos
Continuando con lo interesante de la zona, García Sánchez y Spahny descubren tres piedras de gran tamaño con diferentes petroglifos o grabados que datan del 2300 al 2100 a.C. En julio de 1958 descubren una 4º piedra grabada.

Están ubicadas en la ladera sur del Cerro de las Minas, cerca del Balneario de Alicún de las Torres. Las piedras de arenisca rojiza pertenecen al triásico inferior y están alineadas Norte-Sur a lo largo de 6 metros, al borde de una explanada que se encuentra a unos 75 metros al S.E. de la cumbre del Cerro de las Minas y a 895 metros sobre el nivel del Mar. Desde esa explanada hay posibilidad de observar una amplia zona que va desde Guadix al valle de Gorafe y los alrededores de los Baños Alicún, cuyas aguas tienen un protagonismo fundamental en la zona megalítica.

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También es curioso que la zona de mayor dimensión de la  Mina, que da nombre al Cerro, se encuentra justo debajo de  este conjunto de piedras con grabados.

Entrada a la mina que da nombre al cerro

Ubicación del Cerro de la Mina según el dibujo de García Sánchez
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Cada uno de estos cuatro bloques presenta diferentes grabados. Predomina en unas la figura humana tanto masculina como femenina. Además hay círculos. La técnica de realización habría sido por abrasión, formando surcos de 2 ó 3 cm. de ancho, por otro tanto de profundidad.
La piedra que García Sánchez y Spahny denominan con el nº 1 presenta un círculo débilmente marcado de 50 cm., en cuyo interior presenta cuatro oquedades semiesféricas. En total es un bloque casi cúbico de 1 metro, inclinado hacia el Nor-Oeste, que podría haber sido utilizado como mesa de ofrendas.

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 Piedra Nº 1 según García Sánchez y Spahny

La piedra Nº 2 con petroglifos, es la más grande de todo el  conjunto, mide 2,20 m por 1,30 m de alto. La superficie  superior está inclinada hacia el Este. Presenta una gran  cavidad de 45 cm. de diámetro por 10 cm. de profundidad. De  allí parten cuatro surcos.

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Detalle de la oquedad en la piedra

La piedra Nº 3 presenta una forma casi hexagonal, mide 1,30 por 1,10 por 0,75 m de alto, se halla orientada hacia el Oeste, y presenta esquematizaciones de figura humana masculina con los brazos en asa, las piernas en óvalo, muy marcado el falo y decoración que podría ser un cinturón. Su altura es de 46,5 cm. En la misma piedra se encuentra una figura femenina con brazos extendidos, la falda en forma triangular y presenta la cabeza en forma de T. Mide 29,5 cm. Hay una segunda figura femenina más pequeña y dos signos alfabetiformes de mayor profundidad pero de trazo más fino.

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 Signos alfabetoformes

 Diferentes figuras humanas grabadas en la piedra
La piedra nº 4 mide 1,35 por 0,90 por 0,50 m y su forma es  aproximadamente triangular, orientada al Norte. Presenta  tres parejas humanas esquematizadas. La mayor de las  figuras es femenina y mide 49,5 m de alto en forma de doble  cruz y un glóbulo para la cabeza. Está unida a la figura  masculina por la base triangular.

A unos 325 m. al Este-Nor-Este se encontró en 1958 una losa caliza que presenta 7 oquedades semiesféricas, que miden entre 12 y 30 cm. de diámetro y entre 3 y 12 cm. de profundidad. La losa mide 4,50 m. por 2,50 por 0,80 y se encuentra a nivel de suelo.
García Sánchez y Spahny interpretan estos petroglifos y su ubicación cercana al importante núcleo megalítico de Baños de Alicún y de los dólmenes citados más arriba, como un lugar sagrado, donde se harían ritos mágicos en relación con el culto a la muerte. Los círculos representan símbolos solares y al ser la orientación de la mayoría de los dólmenes S.E. estaría relacionado con el rito funerario del renacimiento y la reencarnación.

La acequia del Toril
Como se ha visto más arriba, este paraje tiene una estructura compleja que se complementa con la Acequia del Toril. Estas agua termales, durante milenios han vertebrado la evolución y la vida de esta zona; surgen en el Balneario de Alicún y han hecho que la comarca esté cargada de singularidades geológicas e incluso antropológicas. Al comienzo de la acequia, el agua discurre a ras de suelo, como una acequia de riego normal, pero más adelante, cuando el terreno baja, la acequia se convierte en un acueducto natural. En la base tiene unos tres metros de espesor y arriba sólo unos 70 cm. o un metro. Presenta huecos a modo de cuevas y túneles por los que se puede cruzar del lado norte al lado sur de la acequia.
Este acueducto llega a tener 10 m. de altura y se autoconstruye constantemente, pues el agua lleva más de 2 gramos de minerales por litro, entre los que se cuentan sulfato, magnesio, carbonato cálcico, etc. Esta gran cantidad de minerales hace que la acequia haya crecido hacia arriba desde hace milenios, y lo siga haciendo. De tal manera que ha formado una pared de roca calcárea, blanda, de travertino. Está construida en forma zigzagueante y hoy se sabe que se ubica sobre una falla tectónica.
La gran humedad genera un ecosistema que aprovecha tanto la fauna como la flora. Así se ha creado un jardín vertical donde la vegetación es única.

acequi Distintas vistas del Jardín vertical de la Acequia del Toril
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Uno de los endemismos de la acequia es el Limonium Alicunense, una planta que necesita de la salinidad del agua de este acueducto y da un tallo muy largo de donde salen las flores.

Limonium Alicunense endemismo de la acequia del Toril

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Bibliografía:
Cámara Serrano Juan Antonio, Fernando Molina González. El megalitismo en el Sureste de la Península Ibérica.
García Sánchez y J.C. Spahny. Archivo de Prehistoria Levantina Vol. VII Valencia 1958
García Sánchez y J.C. Spahny. Archivo de Prehistoria Levantina Vol. VIII. Valencia 1959
Góngora y Martínez Manuel de. Antigüedades Prehstóricas de Andalucia. Madrid 1868

Siret L. Primeras edades del metal en el sureste de España. Barcelona 1890
Fuente de las fotos: Antonio Escobar