Un Viaje Iniciático al más Allá Para La Realización Espiritual En el Mundo de Los Vivos

Isabelle Ohmann

La Divina Comedia es una obra maestra de la literatura y un monumento del pensamiento, que inspiró a Occidente del mismo modo que lo hizo Homero en la Antigüedad. Escrita en Rávena, entre 1304 y 1316, mientras Dante se encontraba en el exilio por motivos políticos, la obra describe el viaje del propio Dante por los tres mundos del más allá: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso.

Las claves matemáticas de la ‘‘Divina Comedia’’

La Divina Comedia adopta la forma de un poema muy largo (14.233 versos, el equivalente a un volumen de setecientas páginas) escrito en verso según una arquitectura y unas claves matemáticas muy precisas. Una de las claves numéricas utilizadas por Dante en su poema es el ternario. Por un lado, Dante utiliza una forma poética poco frecuente, la terza rima, que confiere al poema un ritmo ternario. Las estrofas son de tres rimas; el primer verso rima con el tercero, y el segundo rima con el primero y el tercero del terceto siguiente, creando así una forma de encadenamiento entre las estrofas.

Además, cada verso tiene once sílabas, lo que se denomina ‘‘endecasílabo’’, es decir, treinta y tres versos por estrofa (3 versos de 11 sílabas cada uno). Cabe señalar que treinta y tres es también el número de cantos de cada una de las tres partes, Infierno, Purgatorio y Paraíso. Tres animales simbólicos custodian el Infierno, que a su vez tiene tres ríos, etc.

La ‘‘Divina Comedia’’, una obra arquetípica y simbólica

Más que un poema extraordinariamente imaginativo, más que una obra con tintes teológicos, plena de toda la erudición de su tiempo, más que un testimonio de las costumbres y personajes de su época, la Divina Comedia es un texto del alma, sobre el alma y para el alma; una obra arquetípica y simbólica que nos habla de lo esencial, de la realización espiritual del ser humano y de su plenitud en esta vida. Su lectura e incluso su meditación es ‘‘alegórica, moral o anagógica’’, según las propias palabras de Dante, anagógica en el sentido de que conlleva un significado espiritual y místico adecuado para la elevación del alma.

La ‘‘Divina Comedia’’, un viaje iniciático

La obra relata en primera persona el viaje imaginario del narrador, que de repente se ve inmerso en un bosque oscuro. Allí conoce a Virgilio, el antiguo poeta romano, que le invita a entrar en el mundo del más allá. Virgilio es enviado por Beatrice, la dama amada por Dante, para la salvación del alma perdida de Dante y se convierte en su guía.

Comienzan su viaje en el Infierno, seguido del Purgatorio, donde Virgilio es finalmente sustituido por la propia Beatriz, y finalmente el Paraíso, hasta el descubrimiento de Dios, o el misterio del origen del mundo.

Extractos de ‘‘Dante y el viaje iniciático de la Divina Comedia’’

La ‘‘Divina Comedia’’ comienza en la noche del Jueves Santo al Viernes Santo, el 8 de abril de 1300, en un ‘‘bosque oscuro, en medio del camino de la vida’’. La edad del escritor es de treinta y cinco años, y Dante ha perdido el rumbo, está perdido en la vida; de hecho, se ha perdido a sí mismo. […] Este bosque representa nuestra vida cotidiana, cuando está vacía de sentido y dominada por la ansiedad.

El escritor al fin encuentra a Virgilio… Virgilio es un monumento de la literatura latina, al igual que lo es Homero para los griegos; es “El Poeta”, con el que, por supuesto, se identifica Dante. Virgilio, autor de la Eneida, en la que Eneas realiza un viaje a los infiernos, de alguna manera está dotado de cierta experiencia.[…]

A lo lejos, Dante ve la montaña del Purgatorio iluminada por los rayos del sol y quiere ir allí, pero tres animales se lo impiden: una pantera, símbolo de la lujuria; un león, imagen del orgullo; una loba, imagen de la codicia, proyección de los tres pecados capitales, que nuestro viajero verá más tarde por mediación de las almas castigadas. ‘‘

… Contra el miedo que se apoderó de mí ante la aparición de un león. Me parecía que venía derecho hacia mí, lleno de hambre furiosa, con la cabeza erguida, de modo que se veía temblar todo el aire’’. Inf. I, 45.

Virgilio explica a Dante, al principio, que no puede ir directamente al sol y a la montaña iluminada, sino que debe pasar por los sufrimientos del Infierno y la redención del Purgatorio: ‘‘Conviene que vayas por otro camino […] si quieres escapar de este lugar salvaje… Yo seré tu guía y te sacaré de aquí a un lugar eterno donde oirás los gritos desesperados, verás a los antiguos espíritus doloridos que claman cada uno por la segunda muerte; y verás a los que están contentos en el fuego, porque esperan llegar un día, en el futuro,  a ser gente feliz. Y si después quieres subir a ellos, encontrarás un alma mucho más digna que yo: a ella te dejaré cuando yo me vaya.” Inf. I, 90-123.

Dante atraviesa las puertas del Hades y los nueve círculos de la fosa del Infierno; como Ulises en la Odisea y Eneas en la Eneida de Virgilio, pero con un guía. Sin un guía, Dante habría estado condenado a permanecer en el bosque oscuro o a no encontrar nunca el camino de regreso al Infierno. Además, el viaje está lleno de escollos que Virgilio intenta, como puede, frustrar: la mala voluntad o la rabia de los guardianes de los círculos infernales; las puertas cerradas de Dite; los desmayos de Dante; los empinados pasos en los que Virgilio tiene que cargar con Dante; las mentiras de Malacoda, etc. Virgilio es, en cierto modo, el hilo de Ariadna. Como en cualquier viaje espiritual, es necesario tener un maestro y un guía que te acompañe en el camino.

Virgilio explica a Dante lo que le espera: tendrá que enfrentarse a los vicios, la oscuridad y el dolor del Infierno, antes de poder entrar en el Purgatorio. Este es el camino de la iniciación, simbolizado por Job sentado en el estercolero y por la obra en negro de los alquimistas: todo camino hacia la luz comienza con un encuentro con la oscuridad y la negrura.

Virgilio predice también que, cuando lleguen al Paraíso, será sustituido por un alma más digna, a saber, Beatrice. Esto también es significativo: para ascender a las alturas espirituales, Dante necesitará no sólo la inteligencia inspirada que
Virgilio representa, sino que, a partir de cierto momento, tendrá que despertar en sí mismo el amor-intuición que Beatrice simboliza. Nuestra razón y nuestra percepción mental, que Virgilio representa, quedan relegadas al limbo de nosotros mismos. Ellas solas no nos permitirán alcanzar el despertar espiritual, aunque sean una guía y un pasaje indispensable para llegar a ciertas cumbres.

La monumental obra de la Divina Comedia, por la intensidad de la narración, la geografía imaginaria y la fuerza de todas sus descripciones, ha inspirado a muchos artistas a lo largo de los siglos, empezando por Botticelli, pero también a William Blake, Gustave Doré y Salvador Dalí, por citar solo a los más conocidos. Hoy nos invita a redescubrir el camino interior hacia lo más elevado de nosotros mismos.

Bibliografía Isabelle Ohmann (2021). Dante et le voyage initiatique de la Divine Comédie, Éditions Maison de la Philosophie, Collection Petites conférences philosophiques. 88 pages.
Isabelle Ohmann (2021). ‘Dante, poète éternel’. Revue Acropolis, nº332.

Dante, poète éternel