El culto de Hermes y sus festividades en la Grecia antigua

Ismini Alizioti

Eran muchos los sacrificios que se ofrecían al hijo de Zeus y de Maya que, de acuerdo a la tradición, había sido el primero en ofrecer sacrificio a los dioses. Algunos de los animales que eran sacrificados a Hermes eran el carnero, la oveja, la cabra, el toro y ciertas partes del cerdo. Se le ofrecían sobre todo las lenguas de las víctimas, quizás para subrayar la relación del dios con el lenguaje . Sin embargo, Hermes se consideraba satisfecho con ofrendas más humildes, dado que su culto estaba muy extendido en los niveles populares. Así pues, se le ofrecían dulces, que el dios apreciaba notablemente, mientras que en las fiestas de las Antesterias se le ofrecían verduras hervidas (véase cap. Festividades-Cultos).

Encontramos santuarios y templos consagrados a Hermes sobre todo en el sur y en el centro de Grecia, fundamentalmente en el Peloponeso, que es su lugar natal.

Santuarios y Templos del Peloponeso

Corinto

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En el camino hacia Lechaio, pueblo que se encuentra después de Corinto, Pausanias cita que existía una estatua de bronce de Hermes en posición sentada, con un carnero a su lado. Es evidente que allí se rendía culto a Hermes Crioforo, protector de los rebaños y de los pastores.

En la antigua Sikiona, el actual Kyato, había una estatua de Hermes Agoraio, en el ágora de la ciudad.

Argólida

En el templo de Apolo Licio, en Argos, se encontraba una estatua de madera de Hermes que tenía una tortuga. Se dice que fue realizada por Epeios, el constructor del caballo de Troya.

En Trizina existía una estatua de Hermes Poligio, al lado de la cual se dice que Heracles apoyó su maza. En el ágora de Methana existía también una estatua de Hermes.

Igualmente, en Parnona, la montaña que separa la Argólida de Lacedemonia y Arcadia, existían imágenes de piedra de Hermes en los límites de las regiones.

Arcadia

Según el mito, Hermes nace en una cueva del monte Cyllene (Kyllíni), en la región de la Arcadia, el cuarto día del mes, que desde entonces está dedicado a él (Hermes tetras). Así, el primer altar consagrado a Hermes se encuentra en esta montaña, que se  dice que era la más alta de la región. En este lugar las cenizas de los sacrificios de los animales no eran diseminadas por el viento sino que al año siguiente se encontraban exactamente como las habían dejado. En el monte Cyllene crece una planta que se denomina “moli”, que tiene propiedades mágicas. Es la planta que Hermes había dado a Ulises para protegerlo contra los sortilegios de Circe.

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Hermes crioforo

En el templo, en Cyllene , Hermes era venerado como Crioforo, protector de los rebaños y también de la fertilidad de la tierra. Sus símbolos más importantes, en este caso, son el carnero y el falo. Según Homero, Hermes es el dios que guarda los rebaños y es invocado por los pastores, tanto para dar salud a los animales como para favorecer su reproducción, aumentando así las ganancias y la riqueza de sus dueños. En el templo de Cyllene, según Pausanias, Hermes era representado por un falo, mientras que en otras ciudades, como en Tanagra (en Beocia), lo encontramos como Crioforo. Se dice que en ocasión de una epidemia habida en la ciudad, Hermes salvó a los habitantes llevando un carnero a hombros alrededor de las murallas de la ciudad.

En Megalopoli, siempre según Pausanias, existía un santuario de Hermes Akakisio, del cual, cuando el famoso viajero pasó por allí, no habían quedado sino ruinas y una tortuga de piedra. En el santuario de Deméter, en la misma ciudad, Pausanias hace alusión a una estatua de madera de Hermes que existía junto a otra de Afrodita, con la cara, las manos y las piernas de piedra.

En Feneo, en Arcadia, en donde existía un templo consagrado al dios, se rendía culto a Hermes Enagonio, protector de las palestras y de los Gimnasios y en su honor se celebraban las fiestas Hermaias. En estas festividades, se llevaban a cabo competiciones atléticas, entre las cuales la más importante era la de relevo de antorchas, para niños y efebos. Además, Hermes era el dios de la juventud por excelencia y por ello los jóvenes le honraban con estas competiciones.

Tales festividades dedicadas a Hermes se celebraban también en Atenas, Salamina, Tanagra, Achaia, Argos, Delos y en algunas ciudades de Creta.

Muy cerca de Feneo, existían tres fuentes, en la zona de Trikena (que significa “tres fuentes”), que se consideraban sagradas, dado que en ellas las Ninfas lavaron al dios nada más nacer.

El Hermes Akakisio era venerado en la zona que lleva el mismo nombre, en el pueblo Akakisio, en la Arcadia, que se dice que fue fundado por Akakos, hijo de Likoana, quien, de acuerdo a la leyenda, cuidó a Hermes como si fuera su propio hijo.

Pausanias encontró santuarios y estatuas de Hermes también en otras ciudades de la Arcadia, como en Figaleia, en donde la estatua de Hermes, cubierto con una capa, no terminaba en piernas sino en una forma cuadrada. También en Faidries existía un santuario de Hermes, en los límites entre Mesinia y Megalopolis, mientras que en Tegea existía un santuario de Hermes Aipito, denominación que proviene del nombre de un pueblo cercano.

Lacedemonia

En el ágora de Esparta había una estatua de Hermes Agoraio, que tenía en sus brazos al niño Dionisos. Asimismo, junto a Voies existía una estatua de piedra de Hermes, mientras que en Las existía una estatua de Hermes dentro del gimnasio, junto a una fuente (Hermes Enagonio).

Mesinia

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Hermes y Dionisos Praxíteles

En Ierothesio, un pueblo de Messinia, Pausanias cita que encontró una estatua de Hermes, hecha por artesanos egipcios, en el gimnasio de la ciudad. A su lado se encontraban las estatuas de Heracles y de Teseo.

En Ithomi, el viajero descubrió una Herma de estilo ateniense (sobre las Hermas hablaremos posteriormente). Y por último, en Oichalia existía una estatua de Hermes que llevaba un carnero (Crioforo), junto a una estatua de Apolo Karneio.

Helia

Las gentes de Helia decían que Pelopas fue el primero hombre que construyó un templo en honor a Hermes, después de la muerte de su hijo Myrtilo.

En Olimpia existía un templo consagrado en común a Hermes y a Apolo. Muy cerca de la entrada del estadio de Olimpia, había dos altares, a un lado había uno dedicado a Hermes Enagonio y al otro lado uno dedicado a Cronos – Kairos (Oportunidad). La famosa estatua del Hermes de Praxíteles se encontraba en el templo de Hera en Olimpia y representaba a Hermes tenie ndo en brazos al niño Dionisos.

Pausanias menciona también que los habitantes de Helias celebraban ceremonias y sacrificios de tipo mistérico, a Hermes Paramonio (relacionado con el dios Amón de Egipto) y a Hera Amonia.

Achaia

En el centro del ágora de la ciudad de Fares, en Achaia, había una estatua de piedra de Hermes Agoraio, con barba, de tamaño mediano y con forma cuadrada. Cerca existía un templo para oráculos y delante de la estatua había un altar con lamparillas. Cuando alguien quería consultar al oráculo del dios debía quemar incienso en el altar, llenar las lamparillas de aceite y, una vez encendidas, dejar una moneda de cobre a la derecha de la estatua, susurrando al oído del dios el tema que quería consultar. Luego debía cerrar bien los oídos y marcharse inmediatamente de allí. Cuando ya se encontraba fuera, se destapaba los oídos y la primera palabra que escuchase era considerada la respuesta a su pregunta. Este arte adivinatorio con kledones (palabras fortuitas), era el arte por excelencia de Hermes.

En el camino hacia Pelline existía una estatua de Hermes Dolio, con barba, de forma cuadrangular y con gorro en la cabeza, tal y como lo menciona Pausanias.

Ática

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Atenas

En Atenas , Cecrope había dedicado una estatua de Hermes, cubierto con mirto, en el templo de Atenea Poliada. Por otra parte, en la stoa poikile de Atenas existía una estatua de Hermes Agoraio.

En la entrada de la Acrópolis, a la derecha, había una estatua de Hermes Propileo.

En el templo de Eumenides había imágenes de Plutón, de Hermes (Psicopómpico) y de Gea, y era el lugar en donde ofrecían sacrificios todos los que habían sido declarados inocentes por el Areópago.

En la Academia de Atenas existía un altar dedicado a las Musas y otros dedicados a Hermes, a Atenea y a Heracles.

En Oropos, pueblo a las afueras de Atenas, una parte del templo del Amphiaraion, estaba consagrado a Hermes.

Pausanias menciona que en Eleusis , el Hermes Crioforo estaba relacionado con los misterios de la diosa madre, pero que no podía revelar esta relación.

Como dios de las encrucijadas, Tricéfalo, se le rendía culto en muchas ciudades y especialmente en Atenas, en donde se habían levantado hermas, que eran utilizadas como señalización en los caminos para que nadie se perdiese. Al principio, estas señalizaciones eran simples montones de piedras. Cada caminante tiraba una piedra al pasar y poco a poco el montón iba creciendo. Consideraban que, tirando la piedra, el caminante se liberaba del peso y del cansancio del viaje y podía continuar mejor su camino. Más tarde, los montones de piedras fueron sustituyéndose por pilares cuadrados de piedra con cabeza – o cabezas – humana en su parte alta y un falo en el medio del pilar. Poco a poco se les fue dando una forma más artística: cabellos con rizos, barba y brazos. La altura de estas columnas llegaba, en muchas ocasiones, a la talla normal de un hombre, mientras que en otras ocasiones tenían menos de un metro. Colocaban las columnas en las calles, en las encrucijadas y aun en los puentes. Sobre ellas se inscribía no solamente el nombre de la calle sino también hermosos proverbios o sentencias. Gradualmente, a causa de su utilización, estas columnas se convirtieron en indicadores de límites. Allí donde existía un límite, se levantaba una herma. Estas columnas se convirtieron en un verdadero objeto de culto, sobre todo por parte de los jóvenes de ambos sexos. Las ornamentaban con coronas de flores y con ramas, les ofrecían libaciones, frutos, dulces e incluso pequeños animales, como conejos y pájaros.

Durante las ceremonias estaba permitido a los fieles tocar la cabeza y el falo de la columna, sin que ello significase falta de respeto. El respeto hacia estos monumentos era tal, que en el 421 a. C. estalló un escándalo cuando aparecieron hermas mutiladas en las calles atenienses, el día anterior a la partida de la armada hacia Sicilia. Esta acción fue considerada como un sacrilegio y Alcibíades, que fue acusado de esa profanación, fue mandado llamar a Atenas desde Sicilia . Asimismo, las gentes colocaban en sus casas columnas que llevaban grabada la cara de Hermes, como protección contra los ladrones y contra todo mal.

Beocia

En Tebas, en el templo de Apolo Ismenio existía una estatua de Hermes Pronao. Se dice que fue realizada por Fidias. Igualmente, en el ágora de la ciudad había una estatua de Hermes Agoraio.

En Tanagra se rendía culto a Hermes Crioforo porque, según el mito, el dios había salvado a la ciudad de una epidemia durante una guerra, llevando a hombros un carnero alrededor de las murallas de la ciudad. En recuerdo de ese día, se realizaban fiestas y el joven más fuerte, llevaba un carnero a hombros alrededor de los muros de la ciudad. Existía también un santuario de Hermes Promaco porque, cuando las gentes de Eubea atacaron Tanagra, Hermes se colocó a la cabeza de los jóvenes y los puso en fuga.

En Korseia existía también una pequeña estatua de Hermes en una cueva con hayas. En el ágora de Koroneia se encontraba una estatua de Hermes Epimelio (protector de los rebaños). Pausanias menciona que en el monte Helicón había una estatua de Hermes, representando su discusión con Apolo a causa de la lira.

Fócida

En el Parnaso, ante la cueva Korykia, había imágenes de Hermes, de Heracles y de Apolo, porque se decía que ellos habían ayudado a los habitantes a salvarse de los jonios, habiéndoles dicho que se escondiesen en esta cueva.

Hermes era el reflejo de esta comunicación dado que, como mensajero de los dioses, constituía el puente más claro y más abierto entre los dioses y los hombres. En aquella época, los hombres sentían la necesidad de ponerse en comunicación frecuente con los dioses y de poder sentir la inmortalidad, tanto de los dioses como de ellos mismos, expresando su gratitud y su agradecimiento por todo aquello que le habían ofrecido. Es por esta razón que casi cada día se realizaban invocaciones a Hermes, además de las festividades que le estaban consagradas. ¿Acaso no deberíamos recordarle de nuevo? Dios no está restringido a tiempo ni a lugar, y especialmente este dios, el de las sandalias aladas, que puede viajar con gran rapidez cuando es necesario transmitir un mensaje a los hombres y, naturalmente, cuando ellos le invocan en alguna oportunidad. Y son muchas las oportunidades que podemos encontrar para ello. Basta con que deseemos esta comunicación y que seamos capaces de conseguirla.

Bibliografía
• Hellados Periegesis (Descripción de Grecia). Pausanias
• La Odisea. Homero
• www.pantheon.20m.com/hermes1.htm